EUROPA
PRESS
2 diciembre
2019
Limpieza
cutánea, te contamos lo que no debes hacer
La piel es el órgano más grande y
pesado del cuerpo humano, además de la principal protección frente a agresiones
externas. Así es el equilibrio en una buena limpieza cutánea.
En primer lugar, y frente a lo que pueda parecer, tanto daño
conlleva un exceso de limpieza como un déficit. "Nuestra piel está
cubierta por un manto lipídico que nos protege de agresiones externas y
mantiene la piel hidratada", comenta en una entrevista con Infosalus la especialista en Dermatología de la Fundación
Jiménez Díaz (Madrid), la doctora Ana Molina.
Por lo tanto, "si usamos jabones con alta capacidad
detergente no vamos a dejar ni rastro de ella, y favoreceremos las irritaciones
y el picor", agrega la doctora Molina. Y, aunque en principio, los
perjuicios de un exceso de duchas sean para la piel, las mucosas también pueden
sufrir.
"Las mucosas, sobre todo la genital, también pueden
verse afectadas por el exceso de lavados, perdiendo los microorganismos
saprofitos que mantienen su homeostasis natural y favoreciendo las infecciones
de esa zona", especifica la experta.
En este contexto, la doctora Molina proporciona tres claves
que vertebran una buena limpieza cutánea. En primer lugar, la experta de la
Fundación Jiménez Díaz aconseja "lavar con jabón a diario las zonas donde
se localizan las glándulas que producen el sudor apocrino
que provoca el mal olor, en las axilas y genitales, principalmente", pero
también manos y pies.
En cuanto al resto, "no hace falta enjabonarlo tan
frecuentemente", desmiente la doctora Molina. No obstante, "si justo
nos hemos manchado con alguna sustancia la piel entonces sí que podemos
necesitar usar algún jabón con alta capacidad detergente y ayudarnos de alguna
herramienta que sea capaz de limpiar mejor la piel", detalla, pero,
"en general no suele ser necesario y no lo recomendamos de rutina".
En segundo lugar, la doctora Molina recomienda usar jabones
suaves tipo 'syndet', es decir, 'jabones sin jabón' u
oleogeles o aceites jabonosos. Estos "limpian la
piel perfectamente, pero sin resecarla", expone la experta.
No es la única ventaja de los oleogeles.
De hecho, "los oleogeles pueden incluso dejar
algo de residuo oleoso que evite tener que aplicar crema hidratante después de
la ducha", señala la doctora Molina. Aunque, eso sí, sólo "si la piel
no está muy seca", matiza la experta de la Fundación Jiménez Díaz.
Esponjas, mejor
que no
El tercer consejo de la doctora Molina es "no
complicarse la vida con instrumentos de limpieza, tipo esponjas o guantes de
crin". Según, comenta, "terminan sirviendo de reserva para el
crecimiento de microorganismos" y, en este sentido, habría que cambiarlos
de forma frecuente o, incluso, limpiarlos periódicamente.
"Con el doble trabajo que eso supone, porque habría que
limpiarnos a nosotros mismos y también limpiar al limpiador", clarifica la
doctora Molina. "En Dermatología solemos recomendar el uso de nuestras
propias manos, que son una herramienta más sencilla y eficaz", muestra la experta.
Por último, la doctora Molina recuerda que el número de
veces que ha de ducharse una persona "depende mucho de la persona y la
estación del año y también de la actividad física que esté realizando a
diario".
En este contexto, si la persona necesitara ducharse una
cantidad de veces elevada, porque suda más o realiza muchos esfuerzos, la
experta de la Fundación Jiménez Díaz aconseja "usar jabones muy suaves e,
incluso, en ocasiones, usar principalmente agua".